lunes, 29 de diciembre de 2014


Lo ocurrido en Iowa a principio de 1939 hubiera pasado desapercibido si los sujetos de dicho estudio fueran adultos. Simples voluntarios que se hubieran ofrecido libremente al más infundado de los experimentos. Pero no fue así, el llamado “estudio monstruo” tuvo como principales sujetos experimentales a criaturas de entre 5 y 15 años.

Experimento I: Monster study

Un estudio sin ética ni lógica: el “experimento monstruo”. Europa temblaba ya en los albores de una posible guerra, un conflicto que no afectaría a Estados Unidos hasta unos años más tarde. Pero podríamos decir que en aquellos meses de 1939 todo discurría con tranquilidad en el país, y no había nada, absolutamente nada, que pudiera justificar lo que se hizo en la Universidad de Iowa aquel año, sólo las ansias de curiosidad de un hombre.

Wendell Jhonson
Su nombre era Wendell Jhonson, un patólogo del habla interesado en averiguar las causas de la tartamudez. Ésta era una época en la que aún se tenía la idea, por ejemplo, de que si un niño presentaba el clásico trastorno de espectro autista, se debía a una incorrecta educación por parte de los progenitores. Lo mismo sucedía con la tartamudez. ¿Cuál era pues la teoría del señor Johnson? Que si una persona era tartamuda o presentaba problemas del habla se debía claramente a un comportamiento aprendido y/o inducido en casa.

Seguro que ya intuyes cuál era el propósito de dicho experimento. Para llevarlo a cabo se ayudó de su mejor alumna en la Universidad de Iowa, la joven Mary Tudor, quien no puso objeción alguna a formar parte y a ser “mano inductora y ejecutora” de aquel estudio.

Se eligieron a 22 niños de entre 5 y 15 años de un orfanato. Niños sin familia y sin ningún amparo legal que les protegiera frente a lo que les iba a suceder. De hecho nadie preguntó tampoco en qué iba a consistir aquel estudio llevado a cabo por un patólogo del habla, sin ética ni remordimientos. ¿Y cuál era el propósito final de su estudio? Demostrar que si una persona era tartamuda era, precisamente, porque su educación así lo había inducido. Por unos progenitores que ponían claras barreras a que el habla del niño se desarrollara con normalidad.

Para dar pruebas de ello Wendell Jhonson y Mary Tudor dividieron a los niños en dos grupos. El primero, a lo largo de 5 meses, recibían feedbacks positivos cada vez que hablaban, apoyando su buena expresión y fluidez. Los otros 11 niños, aquellos que tuvieron la mala suerte de pertenecer al grupo experimental de “castigo”, recibieron como te puedes imaginar severos castigos, críticas y maltratos psicológicos cada vez que hablaban, desde enero de 1939 hasta mayo de ese mismo año.

Los nefastos resultados del “experimento monstruo”

El estudio del señor Wendell Johnson no pudo ser más infructuoso. Los niños del grupo experimental “sancionador” no desarrollaron tartamudez. Quedaron marcados de por vida por graves trastornos de personalidad, por ansiedad, pánico, por comportamientos retraídos y, evidentemente, muchos dejaron de hablar.

Puede que te preguntes por qué se le conoce como “experimento o estudio monstruo”. Fueron otros estudiantes de la Universidad de Iowa quienes le pusieron este sobrenombre sabiendo lo que llevaban a cabo. Y vistas las conclusiones, el profesor Jhonson no se atrevió a publicar los resultados; si lo hacía, la propia universidad podía quedar en descrédito. Lo que sí se sucedió de modo inmediato fue la fuga casi instantánea de su mejor alumna: Mary Tudor, la joven que le había ayudado en el estudio.

Para nuestra sorpresa, lo ocurrido en dicha universidad no se hizo realmente público hasta el año 2003, cuando el “New York Times” hizo un completo reportaje sobre su historia. Cuatro años después, fue la propia Universidad de Iowa quien tuvo que empezar a pagar las indemnizaciones a todos aquellos niños. Un total de 925.000 dólares. Algo injustificable y, sin duda, difícil de olvidar.

Experimento II: David Reimer

Bruce Reimer (más tarde conocido como David Reimer) y Brian Reimer fueron dos gemelos canadienses que nacieron el  22 de agosto de 1965. A los 6 meses de nacer, se les diagnosticó fimosis, por lo que 2 meses más tardes se les circuncidó mediante un método poco utilizado llamado cauterización. Desgraciadamente para Bruce, la operación no fue bien, y su pene acabó quemado.

En este momento, sus padres decidieron llevarlo al psicólogo para ver qué medidas podían tomar, acudiendo de este modo, a John Money que trabajaba en el hospital Johns Hopkins (Baltimore). Por aquél entonces, Money destacaba por el estudio de la sexualidad humana, y era un fiel defensor de la teoría de la neutralidad de género, la cual sustenta la idea de que el ser humano nace sin una orientación sexual determinada, y son los factores especialmente sociales, los que acaban determinando la orientación final.

John Money
Fue pues, el psicólogo John Money el que propuso a los padres de Bruce, realizar un cambio de sexo, al cual, accedieron por miedo a que su hijo no pudiese vivir feliz debido a las consecuencias de la operación.

En un principio, el psicólogo J. Money, pensó que su teoría había quedado demostrada, ya que Bruce se adaptó con el tiempo a su nuevo género. Llegando a escribir:

“Su comportamiento es claramente como el de una niña, muy distinto de las maneras de chico de su hermano gemelo.”

Pero con el paso del tiempo, y especialmente cuando Bruce (o Brenda, según se llamaba entonces)  llegó a los 13 años, empezó a ser consciente de la verdadera situación. Sus padres no le habían contado nada acerca del experimento, y Bruce, bajo los efectos de una fuerte depresión, empezó a amenazar con suicidarse si volvían a llevarlo para ver al Doctor Money. Todo esto sucedió, después de que Bruce tuviese que estar varios años tomando hormonas femeninas y llevando ropa femenina a pesar de que no se sintiese como una mujer.

Resultados

En 1980, los padres de Bruce le contaron la verdad. A los 14 años, Bruce tomó su papel masculino y se puso finalmente el nombre de David. Años más tarde, en 1997 empezó a revertir su cambio de sexo acudiendo a numerosas operaciones, además de la inyección de hormonas masculinas como la testosterona. Poco tiempo después, se casó y adoptó 3 hijos con su esposa.

Por desgracia, años después su mujer le dijo que quería divorciarse, tenía problemas económicos, su hermano gemelo Brian (que padecía de esquizofrenia) había fallecido, la relación con sus padres no era buena y le habían despido. Por lo que David decidió suicidarse con una escopeta dentro de su coche.

Este caso, supuso por lo menos, un fuerte avance por lo especial que fue. Esto se debe a que David era el hermano gemelo de Brian, y ambos habían sido criados en el mismo ambiente, por lo que se pudo estudiar en profundidad la formación de la identidad de género, descubriendo de este modo, que ya durante el desarrollo prenatal y pocos meses después del nacimiento, el ser humano ya está formándose como individuo de un sexo determinado. Afortunadamente en la actualidad, las reasignaciones involuntarias de sexo están prohibidas.

Experimento III: Proyecto MK Ultra

Por último, el conocido Proyecto MK Ultra (este nombre es un criptograma compuesto por el dígrafo MK, que se utilizó entre los años 50 y 60, para referirse en los informes clasificados de la CIA al departamento de servicios técnicos de la misma; y Ultra, que significaba hasta la segunda guerra mundial “referencia ultraclasificada”) fue iniciado el 1953 y desarrollado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Este proyecto se centró especialmente en el desarrollo de drogas para el control mental del ejército y mejorar las capacidades mentales de los soldados para por ejemplo, soportar torturas o hacerlos más agresivos. El programa MK Ultra en suma, estaba compuesto por unos 150 proyectos, a pesar de que la mayoría se centraban en los objetivos recién citados.

La droga principal de este proyecto fue el LSD 4, con la que se trabajó y experimentó de todas las formas imaginables. El problema ético que plantea este macroexperimento, es que en la mayoría de casos los sujetos que ingerían la droga, no eran conscientes ni habían sido informados al respecto.

Climax de media noche
Un ejemplo fue, en la operación (dentro del proyecto MK Ultra) “Climax de media noche”, donde la CIA, creó un grupo de burdeles, en los que se les administraba LSD a los hombres que acudían mientras eran observados a través de cristales unidireccionales. De esta forma, estos hombres, nunca mencionarían lo ocurrido por el temor y vergüenza de la situación en la que sucedieron los hechos.

Henry Murray y el MK Ultra

El psicólogo Henry Murray, fue un destacado psicólogo que trabajó especialmente en el campo de la personalidad, diseñó el Test de Apercepción Temática (TAT), y trabajó durante 30 años en la Universidad de Harvard.

Henry Murray
Así mismo, dirigió uno de los experimentos del Proyecto MK Ultra, el cual, se centraba en analizar las respuestas de estrés por parte de 22 estudiantes, ante situaciones “supuestamente” abusivas. Uno de estos estudiantes fue Theodore Kaczynski, quién se convertiría posteriormente en uno de los terroristas más famosos de Estados Unidos. No son pocos, los que señalan la posibilidad, de que la participación en este experimento contribuyese a su ideología y comportamiento terrorista.

También es verdad, que hubo por otra parte, voluntarios que accedieron a participar en los experimentos (como un grupo de sujetos a los que se les administró LSD durante 77 días). Pero desgraciadamente mucha de la información nunca se reveló, y por esto, prácticamente la totalidad de los resultados se desconocen, y de forma personal, no creo que la situación cambie.

Esto se debe a que durante el proyecto, se hicieron experimentos realmente atroces, además de que hubo víctimas mortales de las cuales, hay algunas reconocidas. Dos de las más nombradas fueron la del experto en armas biológicas Frank Olson, que se suicidó 6 durante un episodio psicótico grave, y la del tenista Harold Blauer que murió durante un experimento del ejercito con MDA 7.