martes, 27 de enero de 2015

El informe Conop 8888

Según el informe, publicado en la revista Foreign Policy, el Departamento de Defensa, mediante un presupuesto de más de $ 500 mil millones, elaboró un documento de preparación ante desastres llamado “CONOP 8888”, que en realidad es un plan de supervivencia zombie. Fue desarrollado para entrenar a los comandantes en el arte de la elaboración de estrategias para una gran catástrofe. Este informe es una “forma de guiar a los planificadores militares” para tratar de salvar a la población de un ataque de muertos vivientes.

Y aunque muchas personas puedan pensar que esto es absolutamente ridículo, la realidad es que no se trata de ningún broma, ya que el informe llamado “Counter-Zombie Dominance” añade una nota en la cual indica que no fue en diseñado como una broma. “El escenario es la peor amenaza en todos los casos”, según el documento oficial, “y la transmisibilidad sería muy alta con las legiones de muertos vivientes infectando rápidamente a los humanos, con poca forma de contrarrestar y multiplicándose rápidamente las hordas de zombies”.

Según varios medios de comunicación, las estrategas militares asignadas al Comando Estratégico de EE.UU. escribieron el controvertido documento en abril de 2011, como parte del plan para proteger a los ciudadanos contra cualquier tipo de amenaza.

Según Foreign Policy, CONOP 8888 está diseñado para “establecer y mantener un estado defensivo de alerta destinado a proteger a la humanidad de los zombis”, según detalla el informe, “y si es necesario, llevar a cabo operaciones dirigidas a erradicar las amenazas de la seguridad humana”. Por último, el plan proporciona una guía para “ayudar a las autoridades civiles en el mantenimiento de la ley y el orden y restablecer los servicios básicos durante y después de un ataque zombie”.

Otros de los puntos controvertidos del plan, es que añade la posibilidad que de la amenaza zombie proceda desde el espacio exterior; una especie de virus extraterrestre con la capacidad infectar rápidamente a todos los humanos. Para finalizar el documento detalla a la perfección los procedimientos a seguir: “la forma para disuadir y aprovechar toda iniciativa para dominar, estabilizar y, finalmente, restaurar la autoridad civil”. Rápidamente un portavoz del Comando Estratégico de EE.UU. comunico que el plan zombi era una “herramienta de formación” que utiliza un “escenario ficticio de formación”.

A finales del 2012, el Gobierno Británico reveló que estaba preparado para responder a un apocalipsis zombi “proporcionando apoyo militar a las autoridades civiles”. Y también en el 2012, cientos de militares estadunidenses, policía y personal medico formaron parte de un simulacro de ataque zombie.
 
El informe Conop 8888

El informe del departamento de defensa norteamericano, llamado Conop 8888, tiene como objetivo instruir al ejército patrio para garantizar la supervivencia de la humanidad (incluso de las “poblaciones de países tradicionalmente enemigos”). Los autores del documento dibujan un escenario ficticio postapocalíptico, a partir del cual se diseñan diferentes estrategias para salvar a la población.

Las amenazas son diversas, pero el tema elegido para este “ensayo general” son los tan de moda zombis. Una metáfora para emular los retos a los que se deberán hacer frente cuando llegue el denominado “Day After Tomorrow”, como explicó la capitana y portavoz del Comando estratégico, Pamela Kunze, a Foreing Policy, la primera publicación que ha tenido acceso íntegro al documento desclasificado por el Pentágono.
El informe del departamento de defensa norteamericano tiene como objetivo instruir al ejército para garantizar la supervivencia de la humanidad. El plan de contingencia para actuar ante un posible colapso de la humanidad consta de 31 páginas y fue diseñado en el año 2011. Desde entonces, un Comando Estratégico del ejército de EEUU se entrena bajo sus directrices en una base situada a las afueras de la ciudad de Omaha (Nebraska). En realidad, y según han informado al canal NBC fuentes cercanas al Pentágono, se trata de una “herramienta de formación” de militares que utilizan un “escenario ficticio” para instruirse en las labores propias de una gran catástrofe planetaria.

El desafío zombi como metáfora de la escasez

Las amenazas sobre un posible colapso mundial, de las que han venido alertando científicos a título individual, como instituciones públicas y privadas son muchas y diversas. Algunas de las más importantes y no citadas anteriormente son el Resource Stress de KPMG o el Food, energy, water and the climate: a perfect storm of global events?, elaborado por el comité científico del Gobierno británico.

El plan de contingencia para actuar ante un posible colapso de la humanidad consta de 31 páginas y fue diseñado en el año 2011. Todos estos informes coinciden en que la escasez (alimentaria, de agua o energía) será la base común denominador del posible colapso civilizatorio. Es por ello que el cambio climático es otro de los conceptos más presentes en estos catastróficos documentos, y la razón de que el Pentágono eligiese el desafío zombi como metáfora de todos los posibles riesgos a los que se enfrenta la humanidad a corto y medio plazo.

James Lovelock
Uno de los primeros en alzar la voz fue el nonagenario James Lovelock, el autor de la refrendada hipótesis de Gaia (que concibe al planeta como un superorganismo) e inventor del revolucionario detector de captura de electrones. Sin agua, sin electricidad, sin aire limpio para respirar y con una gran parte de la corteza continental hundida bajo el agua, sólo el 30% de la población mundial logrará sobrevivir al colapso medioambiental que Lovelock fechó para el año 2030. Los últimos acontecimientos climáticos en Europa han sido un punto de inflexión (aunque la sequía cada vez más extrema lleve años afectando al continente africano) y Lovelock se inclina por la teoría de que “es demasiado tarde para evitar la catástrofe”.
 
Contextualizando el colapso ambiental en España
En un sentido menos catastrofista se expresaba en una entrevista a El Confidencial el científico Gerardo Benito, investigador del CSIC y uno de los siete científicos españoles que han participado en la redacción del último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas. “Sin duda, el cambio climático incidirá directamente en los ecosistemas terrestres, particularmente en aquellas especies que no tienen capacidad o posibilidad de migrar o adaptarse a las nuevas condiciones, como los reptiles, los anfibios, etc., así como la vegetación. Otra amenaza importante es la erosión de la línea de costa y la subida del nivel del mar, que sin duda tendrá un impacto importante en el Levante”.

Contextualizando en el caso de España, Benito añadía que nuestro país “presenta sectores muy vulnerables al cambio climático. En particular destacaría el turismo, la energía y la agricultura. Se prevé que el calentamiento global aumente las temperaturas diurnas y las noches tropicales en verano, llegando a convertir en incómodos los veraneos en España. La energía, tanto hidráulica como de centrales nucleares, depende enormemente de las precipitaciones por lo que, con el aumento de las sequías, estas energías pueden presentar problemas. La agricultura igualmente depende de los recursos hídricos, superficiales y subterráneos. Estos últimos disminuyen de forma dramática ante la falta de recarga de los acuíferos”.

El informe del IPCC en el que colaboró Benito resumía los riesgos civilizatorios en cinco grandes apartados: violencia y enfrentamientos entre países por el acceso los recursos; aumento del precio de los alimentos (entre un 3 y 84% hasta el año 2050) y ‘puntos calientes’ de hambre; amplios territorios sin acceso a recursos hídricos (por cada grado centígrado suplementario (de calentamiento), los recursos de agua potable disminuirían en un 20%); desigualdad económica y generalización de la pobreza; enfermedades crónicas y auge de las infecciones.

Thomas Malthus
En el siglo XIX Thomas Malthus, el padre de la genética, afirmó que se produciría un colapso de la humanidad ya que esta crecería geométricamente (2, 4, 8, 16) y sin embargo la producción agrícola, por lo tanto los alimentos, sólo lo haría aritméticamente (1, 2, 3, 4). Este gran científico no fue capaz de imaginar que la producción agrícola sí se iba a incrementar de forma espectacular gracias a nuevas técnicas de cultivo, hasta el punto de que hoy se alimenta a miles de millones de personas y el hambre se reduce cada vez más, y si no se elimina no es porque no se pueda, sino porque tiramos lo que nos sobra. Ya sabemos que el futuro no está escrito de forma inmutable y que si nos ponemos a ahorrar agua, a optimizar los alimentos, a cuidar el medio ambiente, a buscar nuevas fuentes energéticas y a actuar de forma razonable, la humanidad podrá seguir viviendo en este planeta unos cuantos milenios más. Hay alimentos, agua y energía de sobra para todos si aplicamos el sentido común que debería sobrarnos, aunque a veces no lo parezca.