lunes, 3 de octubre de 2016

La Mujer Muerta

La Mujer Muerta es una alineación rocosa de unos 11 kilómetros que se situa en la zona central de la Sierra de Guadarrama. Sus picos superan en muchos casos los 2.100 metros de altura, con La Pinareja, (2.197 metros), el Montón de Trigo (2.161), la Peña del Oso (2196) y el Pico de Pasapán (2.005 m) como principales cumbres.

La disposición de estas es la que ha generado las historias en torno a su morfología, pues en su relieve puede avistarse el perfil de una mujer tumbada boca arriba, con los brazos sobre el pecho.




Fundamentalmente hay tres leyendas sobre cómo se generó el macizo, relativas en todo caso a temas mitológicos y mezclados con el amor.
 
Hércules

No es de extrañar que el conocido por la mitología fundador de Segovia, Hércules, fuera, también, uno de los protagonistas del origen de dicha mole montañosa. Dicen que una vez, hace muchísimos años, vivía en aquellas tierras un gran rey. El rey era viudo y tenía una sola hija, a quien quería y mimaba como a nadie en el mundo.

La princesa, de aspecto agraciado, iba cumpliendo la edad de casarse y se esperaba la hora de que algún pretendiente pidiera su mano y la desposara. Pero el viejo rey aguardaba con espanto el día en que un príncipe de su rango pidiera su mano y se la llevase de la corte para siempre.

Un día, cuando la princesa jugaba con sus doncellas en las estribaciones de aquellos montes, se presentó de repente un extranjero que parecía haber llegado por los aires. Junto a él, un hombretón fornido y cejijunto parecía servirle y protegerlo a la vez: era Hércules, que venía a construir la ciudad de Segovia.

Todas las doncellas corrieron asustadas hacia el bosque, llamando a la guardia, y sólo la princesa, serena y firme, se quedó quieta... y sonrió a los forasteros. Los soldados del rey acudieron en seguida; pero Hércules los rechazó de un manotazo, y doncellas y guardias huyeron hacia el poblado para advertir al monarca.

El viejo soberano pareció recibir la noticia con benevolencia. Hospedó al extranjero en su corte, y hasta pareció acceder cuando, días más tarde, el joven le pidió la mano de su hija. Pero una mañana, cuando el forastero y Hércules partieron para fundar Segovia, el rey mandó llamar a la princesa, y partió con ella a caballo hacia la serranía. Aquellos montes eran en aquel entonces un bosque intrincado de pinos y abetos oscuros.

Pasaron las horas silenciosas y lentas y, al anochecer, el rey volvió solo a palacio. En el poblado, todo era barullo y alegría. Se preparaba la marcha de los extranjeros y se celebraban al mismo tiempo los esponsales de la princesa. El rey cruzó sombrío por la fiesta y se aisló en el fondo de su palacio. Pasaron las horas. El príncipe no podía contener su impaciencia. Nadie le daba razón de la princesa. La fiesta y el barullo le agobiaban, y quiso estar solo. Montó, pues, a caballo y galopó hacia el bosque, hacia aquella praderita, donde por vez primera vio a la princesa entre sus juegos.

Cruzó el llano, y en la ladera del monte, al salir a un claro, divisó, de repente, tendida en medio de la pradera, una forma suave y blanca, con las manos cruzadas sobre el pecho. Era la princesa, muerta. La leyenda cuenta que el príncipe mandó a Hércules tallar en aquellos mismos montes el cuerpo de la joven. Dicen que el príncipe desapareció por los aires y que, desde entonces, convertido en nube, viene de vez en cuando a la sierra, a contemplar a su amor... Son esas nubes que se quedan prendidas como jirones, insistentemente, en frente de la Mujer Muerta.
 
Los hermanos

El origen de esta historia se halla en una tribu que habitaba en un castro donde hoy se encuentra el Alcázar, mucho antes de la llegada de los romanos. El jefe de esta tribu falleció dejando como herederos a dos hijos gemelos que, si bien hasta entonces se habían llevado bien, ante la incerteza de saber quién de los dos sería el nuevo gobernante comenzaron a disputar y a pelear.

El grado de violencia fue subiendo hasta el punto de que cada uno reunió su propio ejército para dirimir la cuestión.Pero la noche anterior a la lucha la madre de ambos, angustiada por perder a uno de sus hijos, ofreció su vida a los dioses para que ellos no se enfrentaran.

Al ser aceptado su sacrificio se desató una tormenta como nunca se había visto, que no paró hasta la salida del sol. Cuando ambos ejércitos fueron a enfrentarse descubrieron esta enorme montaña; que había nacido durante la noche con forma de mujer dormida en medio del campo de batalla. Los dos hermanos reconocieron en ella a su madre, comprendieron su sacrificio y juraron no volver a enfrentarse, gobernando juntos su tribu. En los días claros a veces se ven dos nubes cerca de la cabeza de la mujer muerta, dicen que son los espíritus de los dos hermanos que se acercan a besar las mejillas de su madre.
 
La doncella

Cuenta una de ellas que hace mucho tiempo, cuando la Sierra de Guadarrama no existía, había un militar muy valiente y habilidoso que había peleado en muchas batallas, que estaba enamorado de una hermosa joven del pueblo, quien también le correspondía. Pero un día, llegó al pueblo un joven peregrino, que aunque no poseía la habilidades del novio de la doncella, poseía el don de la palabra, con la que cautivó a la joven y ésta se enamoró de él.

Cuando el novio vio a otro chico que rondaba la casa de la joven, se volvió loco de celos y retó al peregrino a un duelo. La joven le decía al muchcahco que no aceptara la pelea porque sabía que su novio tenía mucha más experiencia en el uso de la espada que él y, aunque le suplicó varias veces, el joven al final aceptó el duelo.

En plena noche, subieron los dos chicos a la sierra y, en medio de la oscuridad, el novio, cegado por los celos y el miedo a que el otro muchacho fuera mejor que el con la espada, le clavó la daga a traición al joven enamorado, quien cayó herido de muerte.

Al ver esto, la joven, que había seguido los pasos de los dos, lanzó un grito mucho más fuerte que los rayos que, con estruendo, retumbó en el cielo. El militar, cegado ya del todo por los celos, al ver como sufría la joven por el ser que yacía muerto a sus pies, tomó la misma daga ensangrentada y la clavó en medio del corazón de la muchacha. La pobre doncella cayó muerta en el acto.

Esa misma noche, se desató una tormenta como nunca se había visto, que no paró hasta la salida del sol. Cuando las gentes del pueblo miraron el horizonte descubrieron esta enorme montaña; que había nacido durante la noche con forma de mujer muerta.

Una ultima version

Existe una leyenda mas sobra la formacion de esta imponente mole, se asemeja a la leyenda de la doncella, solo que convierte al militar en pastor, pero el resultado es el mismo.


El pastor

Hace mucho tiempo, cuando la Sierra de Guadarrama no existía, había un gallardo pastor enamorado de una hermosa joven que le correspondía. Pero un día, el gallardo pastor vio a otro muchacho que rondaba la casa de la joven: se volvió loco de celos y mató al muchacha en la puerta de la casa de la joven, que al oír los golpes y los gritos salió corriendo.

Al ver un hombre muerto a sus pies, gritó de espanto, pero el pastor interpretó sus gritos como dolor al ver morir al ser amado y, cegado por los celos, la mató también a ella. Tras esto, las familias de la joven y el muchacho, quisieron vengar su muerte y se fueron a buscar al pastor, lo que motivó una batalla con la familia del asesino.

Estando en lo más arduo de la lucha, se levantó una gran tormenta y una voz surgió del cielo diciendo: "¡Miserables! ¡sois unos egoístas que os dejáis dominar por las pasiones! ¡sólo ella era inocente: todos vosotros desapareceréis sin dejar recuerdo, pero ella tendrá una tumba que durará tanto como el mundo!"

En ese momento, la tierra tembló y salió de ella una mole de granito que tomó la forma de una mujer muerta, dejando sepultados los cuerpos de todos los combatientes.

Leyendas si, pero...

Un conjunto de leyendas para explicar un accidente geográfico que, seguramente, se originó hace miles de años cuando las placas tectónicas formaban los continentes. Pero no hay jamás que olvidar, que las leyendas no son cuentos, nos enseñan cosas. Disfrazadas de misticismo y magia, para que nunca olvidemos lo que es importante.