martes, 6 de febrero de 2018

Los misterios de Jápeto

Japeto es la tercera luna más grande de Saturno, con unos 1.400 km de diámetro, y su nombre corresponde al dios romano de la agricultura Iapetvs, aunque también (cosas de la liosa mitología griega y transcripciones grecorromanas) a uno de los titanes hermanos de Kronos (Saturno), éste en cuestión padre de Atlas, Menoecio, Prometeo y Epimeteo.

Japeto (o Jápeto) presenta una curiosa dicotomía que lo convierten en uno de los satélites más misteriosos del gigante anillado: uno de sus hemisferios es diez veces más oscuro que el otro. Esta llamativa característica ya fue detectada por su descubridor, Giovanni Cassini, a finales del siglo XVII. Cassini supuso acertadamente que, si el satélite presentaba siempre la misma cara hacia Saturno como la Luna lo hace con la Tierra, las diferencias de brillo se podrían explicar mediante la existencia de dos hemisferios de albedo diferente.


Posteriores observadores confirmarían esta peculiaridad. Pero sería en los años sesenta cuando Japeto saltaría a la fama mundial, al convertirlo Arthur C. Clarke en el hogar del misterioso monolito de la novela 2001 (eso sí, en la película el monolito estaba situado en Júpiter y no en Saturno). En 1980 la misión Voyager 1 realizaba la primera fotografía sobre Japeto confirmando la teoría de la mitad oscura de la luna, que le valió el sobrenombre de Yin-Yang.

Llama la atención la singularidad de su órbita alrededor de Saturno. A diferencia de la inmensa mayoría de sus hermanos celestes, su trayectoria (que lo aleja a una distancia tres veces mayor que todo el sistema saturnal) es prácticamente circular, con una inclinación de quince grados sobre el plano de giro del resto de satélites y planetas y su forma, más que esférica, es esferoide (difiere un 5% de una esfera).En cuanto a su composición, la mitad diurna se compone básicamente de hielo, mientras que la parte oscura está formada por una “costra” rica en material orgánico. Las zonas de transición muestran manchas negras sobre la superficie blanca. Su densidad es de 1,21, casi como el agua (la de nuestra Luna es 3,34).La región oscura recibe el nombre de Cassini Regio y la región clara el de Roncevaux Terra.

Pero sin duda lo más impactante a simple vista es su gran “muro”, una franja de 20 kilómetros de altura situada en su ecuador a lo largo de 1221 kilómetros en línea recta.

Algo nunca visto en ningún otro satélite del sistema solar. Según la Nasa no se sabe si se trata de una cordillera o de una fractura provocada por actividad volcánica. Algunos reconocidos científicos admiten que una formación tan regular inspira cierta intencionalidadOtras imágenes captadas por la sonda Cassini muestran cráteres de forma cuadrada (aunque este efecto podría deberse a la altitud a la que fueron hechas las fotos) e incluso una “torre” de un kilómetro de altura cerca del polo sur. También cabe mencionar que una imagen tomada en 2004 mostraba a Japeto de forma “poligonal”, es decir, mostraba un perfil formado por “paneles” rectos en vez de una curva, aunque no fue posible captar de nuevo ese “efecto”. Una prueba a favor de esta estructura sería la capacidad de la luna de absorver las radiaciones como un avión invisible al radar, cuya superficie es también poligonal. De confirmarse este hecho, estaríamos ante ¿un satélite artificial?.

En este peculiar paisaje, según han descubierto científicos de la Universidad de Washington en St. Louis, el Instituto Lunar y Planetario y el Centro de Investigación Ames de la NASA, se producen las avalanchas de hielo más gigantescas de todo el Sistema Solar, con la excepción de Marte. Los derrumbamientos, realmente grandiosos y que parecen desafiar las leyes de la física, aparecen descritos en el último número de la revista Nature Geoscience.

Los investigadores han identificado 30 avalanchas masivas de hielo en las imágenes de la Cassini. 17 se hundieron en las paredes de los cráteres y 13 se deslizaron por los toboganes de la cordillera ecuatorial. El hielo alcanza en su caída altísimas velocidades, pero entonces sucede algo extraño. De alguna manera, su coeficiente de fricción baja y comienza a fluir en lugar de desplomarse, viajando muchísimos kilómetros antes de que se disipe la energía de la caída y se detenga completamente.

Las avalanchas de hielo en Jápeto no son solo gigantescas, sino que son más grandes de lo que deberían ser dadas las fuerzas que los científicos creen las ponen en movimiento y las llevan hasta el final.

El equivalente de la avalancha de hielo de Jápeto en nuestro planeta es un raro desprendimiento de tierra llamado «sturzstrom», que se caracteriza por tener un gran desplazamiento en sentido horizontal 20 o 30 veces más largo que su caída vertical. Incluso puede subir cuesta arriba. Estos deslizamientos de tierra extraordinariamente móviles, que parecen extenderse como un líquido en lugar de desplomarse como rocas, desconciertan a los científicos desde hace mucho tiempo.

Es curioso que los resultados de los experimentos de radar que realizó la sonda Cassini el 31 de diciembre de 2004 sobre Iapetus no hayan sido aún publicados (mientras los que realizó sobre Phoebe se publicaron al cabo de unos días), cuando éstos podrían resolver el misterio del extraño comportamiento al radar de la luna, así que no cabe más que preguntarse qué está ocultando la NASA, quizás lo que ya he sugerido, que Iapetus es de hecho artificial.”La hipótesis del origen artificial de Japeto lleva siendo defendida desde hace años por Richard C. Hoagland desde su página Enterprise Mission. Observad también la curiosa comparación que hace Hoagland entre la Estrella de la Muerte de la película Star Wars y Japeto.